Apóstoles de la Vida

ÚLTIMA HORA
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AGENDA

Oración de la Divina Misericordia los martes de 6 a 7 en San Jerónimo el Real de Madrid

Hora Santa por la vida: 22 de febrero, 21:00 en la Parr. de San Jorge, Madrid

25 de enero: vigilias y actos por la vida en toda España (ver calendario)

Madrid: Misa de Reparación por el aborto todos los sábados, 10:30 en la Parr. de Nª Sra. de las Maravillas

Barcelona: Misa por los niños no nacidos, 25-N, 20:00 en la Capilla del Santísimo Sacramento de la Parroquia de la Milagrosa
(Consejo de Ciento nº 110)

 

Gijón: Vigilia por la Vida los días 25 de cada mes (ver)

Lugo: Rosario por la Vida los días 25 de cada mes, de 6 a 7 (ver)

Sabadell: Rosario de los No Nacidos los martes a las 16:00 en el Santuario de la Salud

Murcia: Oración por la vida, 2º jueves de mes (ver)

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LA PALABRA DE DIOS

 

 

No Matarás.

Exodo 20:13

 

"El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios se ha hecho el hombre."
Gén 9:6

"He puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes." Deut. 30:19

"El Señor aborrece por completo las manos que derraman sangre inocente".
Prov 6: 16-17

 

" El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" . Jn 8: 12

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL ABORTO
VISTO POR UN SACERDOTE EXORCISTA


No pudiendo Satanás hacer nada contra la Mujer primordial, la Virgen María, se pondrá a atormentar a sus vivas imágenes, que son todas las mujeres encintas, con el fin de «devorar» el niño que va a nacer, incluso antes de que nazca, no porque «él» tenga un conocimiento previo de lo que este niño va a ser, sino simplemente porque este niño será un “súbdito” del Reino de Cristo.

El aborto no es sólo un homicidio (consciente o inconsciente) contra una vida humana. Es también un grave ultraje con respecto a la paternidad de DIOS, que es el Autor de la Fuente única y primera de toda obra de generación, paternidad o maternidad física o espiritual. Por este no al niño aún no nacido, se rechaza dar un (nuevo) hijo a Dios, el Padre de este niño, y un hermano en humanidad al Hijo, el Eterno Engendrado.

Es preciso reencontrar el sentido de Dios para encontrar o recuperar el sentido y el respeto del hombre en su unidad de cuerpo y de alma, en su dignidad desde su concepción hasta su muerte natural, y en su derecho inalienable a la vida.

Lo que no pueden lograr ni la ayuda médica ni la asistencia psicológica, el Niño Jesús, nacido de la Virgen- Madre, lo puede hacer más allá de toda esperanza.

EL PUNTO DE VISTA PSICOLÓGICO

1. LAS DOS VÍCTIMAS DE TODO ABORTO:

Todo ABORTO produce siempre dos víctimas: El NIÑO Y SU MADRE. Lo que quiere decir que hay dos personas abortadas:

• El NIÑO, que, en plena fase de surgimiento, es privado de su vida mediante indecibles sufrimientos morales y físicos;

• Su MADRE, abortada en sus potenciales femeninas y maternas y sus funciones fisiológicas en todos los niveles de su personalidad: biológicos, afectivos, morales, espirituales.

Por su naturaleza, LA MUJER es afectiva y maternal: genera amor, engendra la vida, cualquiera que sea el ámbito de esa maternidad: corporal, familiar, social, espiritual o meramente amistoso. Ella vive el DON de sí, el SERVICIO (en el sentido noble del término). Sus funciones biológicas y psíquicas le orientan naturalmente hacia el otro, los demás, así como (en toda su nobleza) hacia el SACRIFICIO. Ahora bien, aunque ella no se dé cuenta de inmediato, el aborto va a herir profundamente su dignidad personal y su vocación fundamental, al igual que su equilibrio psicológico.

¿Qué sucede, en efecto, en el aborto voluntario y provocado? La mujer, deja de ser la cuna que era, para convertirse en tumba. En lugar de engendrar la vida, ella engendra la MUERTE, un muerto. Al mismo tiempo, la muerte ha entrado en ella y allí se queda. Comprendamos bien lo que sucede: desde que hay una concepción, se desarrolla en el cuerpo de la mujer un largo y delicado proceso, que normalmente acaba en un nacimiento. Ahora bien, de repente una VIOLENCIA exterior, imprevista, va a detener brutalmente este proceso biológico natural al arrancar por la fuerza lo que estaba en marcha (cosa bien distinta de un aborto natural o espontáneo). Pues bien, ¿qué va a hacer la naturaleza? La naturaleza va a continuar su trabajo inacabado, pero ahora dentro de la mujer y de otra forma, provocando un malestar y profundos DESASOSIEGOS, entre ellos una inmensa TRISTEZA.

Ciertamente, en algunos casos — a mi juicio bastante infrecuentes — el recuerdo puede difuminarse o velarse en la conciencia de la mujer. Pero el no consciente (sub- o in-consciente) lleva una herida imborrable que el recurso médico o terapéutico no puede curar. *

Como veremos, solamente el SALVADOR puede transformar esta herida todavía abierta en fuente de vida y de alegría.

Por otra parte, conviene recordar este adagio tan conocido para los moralistas:

« DIOS perdona TODO SIEMPRE, el HOMBRE, ALGUNAS VECES. Pero la NATURALEZA no perdona ¡NUNCA!»

Puede explicarse así: yo puedo participar en un banquete excelente, comiendo y bebiendo más allá de lo necesario. Al sentir remordimientos, recibiré el perdón del Padre de toda misericordia, pero mi naturaleza no me lo perdonará y puede, en ciertos casos, hacérmelo pagar muy caro.

También puede ocurrir, aunque muy rara vez, que la mujer que lleva en sí un principio de vida, no se de cuenta plenamente de la gravedad de la operación quirúrgica a la que se va a someter.

Es el caso de aquella mujer, muy atormentada y depresiva, que me confió que, tras un encuentro con un muchacho, cuando ella tenía 15 años, había sufrido una operación de este tipo, creyendo entonces que se le iba a quitar simplemente ¡un «bulto» molesto! Mucho más tarde, sus padres le revelaron la verdad.

Entonces le conté lo siguiente para hacerle comprender que un aborto siempre tiene consecuencias dolorosas y a menudo dramáticas: «Como en pleno verano tengo sed, me traen un vaso de agua. Ahora bien, me entero de que alguien ha mezclado un veneno en el agua. Si lo bebo me convierto en culpable y, por consiguiente, responsable de lo que ocurra después. Pero he aquí que desconozco la presencia del veneno. Bebo el contenido del vaso de manera muy inocente y sin cometer falta alguna. Pero el veneno está en mi y, ahora, va a realízar su obra de desorden y de muerte.» Sucede igual con el aborto, que nunca deja de tener consecuencias, sean inmediatas o sean tardías.

De esta forma, la mujer queda marcada para siempre en todas sus potencias por este ACTO DE MUERTE, que, bien rápidamente o bien años después, acabará por manifestarse mediante toda clase de DEPRESIONES o por una actitud constante de AGRESIVIDAD contra su marido, los hombres, su entorno, contra sí misma y contra Dios. Es una auténtica impulsión de MUERTE o de destrucción, generadora de una inmensa TRISTEZA, MIEDOS, ANGUSTIA y una CARENCIA. Como si la angustia real vivida dramáticamente por el niño abortado* y sus miedos repercutiesen ahora sobre el corazón de su madre.

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* La terapia médica, la psicología o la psiquiatría, ejercidas con buena disposición, pueden aliviar o curar los desasosiegos del psiquismo, de orden propio del carácter o de otro tipo, pero no consiguen nada con respecto a las heridas del alma (es decir, de la conciencia moral o del espíritu), donde sólo puede intervenir CRISTO, por su Palabra y sus GESTOS SACRAMENTALES de Perdón, Curación y Renovación.

*El alma del nuevo ser, insuflado por Dios desde su concepción y muy lúcida desde el principio, percibe claramente que es rechazada y sufre por ello. El pequeño cuerpo, por su parte, experimenta el dolor fisico a la edad de pocas semanas. En la película del Dr. NATHANSON, «El grito silencioso», el bebé concebido hace tres meses trata en vano de huir del instrumento quirúrgico que le va a matar.

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CAMINOS DE CURACIÓN

EL ABORTO, ¿FALTA IRREPARABLE? - ¡SÍ y NO!

SÍ: ES IRREPARABLE, porque esta pequeña criatura, que no pedía más que vivir y ser amada para colmar de alegría a sus padres, ya no está aquí, ya no es de este mundo.

Para su madre, no queda de su criatura más que un recuerdo lejano, pero amargo e imborrable. ¡A veces, habría sido un hijo único, abriendo un camino de porvenir ante sus padres; o incluso hubiera hecho mella con su presencia amable a sus padres, los demás hermanos, todos los parientes y los amigos! Y luego surgen las inevitables preguntas que ya nunca tendrán respuesta: ¿Qué hubiera sido? ¿Qué hubiera hecho? ¿Qué alegrías o qué penas hubiera dado? Y, desde luego, se añade el remordimiento de los padres acerca del sufrimiento del pequeño, condenado a una muerte repentina y violenta.

NO ES IRREPARABLE, porque para los padres cristianos y sobre todo para su mamá, hay una feliz perspectiva de futuro. En efecto, lo que no pueden conseguir ni la ayuda médica ni la asistencia psicológica, lo puede hacer más allá de toda esperanza el NINO JESUS, nacido de la Virgen Madre. Por Su intervención SACRAMENTAL, El concede el PERDON a todos los que se arrepienten sinceramente (PADRES, FAMILIA, MÉDICOS Y DEMAS). Poco a poco, después de un tiempo de purificación más o menos largo, Cristo pone la PAZ, que es un don de Dios, especialmente en el corazón de la madre arrepentida. Además, El abre una nueva vía de REENCUENTROS entre la madre y el niño, que ella descubre con profunda y consoladora alegría.

LAS ETAPAS DE LA CURACIÓN

EL PRIMER PASO: EL ARREPENTIMIENTO Y EL PERDÓN

Es importante que la madre acepte enfrentarse consigo misma y reconocer su culpabilidad en este drama, con el fin de pedir PERDON al Dios de las Misericordias, y a su niño. Se trata de un doble paso, doloroso y desgarrador a la vez que purificador y profundamente apaciguador, que — si se vive de lleno — va a liberar la conciencia de esta pesada carga del pasado, y más aún cuando ha habido varios abortos. Pero, si el reconocimiento permite afrontar el pasado y sus errores, el Perdón Sacramental va a abrir plenamente el camino de la RECONCILIACION entre la madre y su niño, con todos los frutos de paz y de alegría vinculados a este sacramento, donde Cristo mismo toca el alma por mediación del sacerdote 

LA IMPOSICIÓN DEL NOMBRE:

Para Dios, todo ser humano es único, lleva un nombre y es una persona reconocida y amada por Él. El niño recibe desde la concepción un alma inmortal y un cuerpo destinado a desarrollarse, que el niño abortado recobrará de manera perfecta cuando la Resurrección general al fin de los tiempos. En la Biblia, el nombre expresa toda la persona.

Es muy importante que los padres — ellos también — reconozcan a su hijo, incluso muerto, como UNA PERSONA y le den UN NOMBRE. Por ello, yo siempre invito a la mamá y, si es posible, al papá, a dar un nombre a su hijo, si no se ha hecho ya. A veces ni se les ha ocurrido. Ahora bien, es primordial. Ese paso va á ayudar a los padres a darse cuenta de la importancia del acto de muerte y expresar más fácilmente su pesar y su petición de perdón a Dios y al bebé. Al niño, eso le permitirá salir del anonimato, y este nombre le dará un lugar real y concreto en la vida de sus padres. Las madres quedan aliviadas, apaciguadas por esta imposición de un nombre, sea después de un aborto natural o sea tras un aborto provocado.

¿Qué NOMBRE darle? ¿Masculino o femenino? En mi opinión, esto carece de importancia. Debido a los lazos que unen la madre y el niño, la madre suele saber intuitivamente silo que lleva en su seno es un niño o una niña. Me parece oportuno que la madre elija un nombre que le resuena en el corazón, que exprese su ternura con respecto al niño.

LA ADOPCIÓN DEL NIÑO ABORTADO:

Esta imposición de un nombre representa una auténtica ADOPCION. Es por ello por lo que empleo este término, que a veces sorprende porque algunas personas no captan el sentido inmediato. Veamos: ¿Qué pasa, en realidad, en una adopción legal?

Un niño venido de otro lugar se integra en el corazón y en la vida diaria de la familia. En adelante el recién llegado va a influir con su presencia en el cariño y la existencia de la familia. En el caso que nos ocupa, el vacío psicológico en el corazón de los padres, causado por el aborto, va a llenarse con una presencia amada, amorosa, que establecerá una nueva relación entre sus corazones. El niño ya no es un «recuerdo»; es ALGUIEN, un viviente a quien se puede llamar y rezar.

Esta imposición de un nombre tiene, de hecho, otra ventaja. Hasta ese momento, el niño inocente estaba lleno del amor del Padre celestial y de la Madre de todos los hombres. Estando en la mano de Dios y habiendo entrado en el perdón divino5, el alma del pequeño ser perdona siempre, y no se lo niega a sus padres de la tierra. No obstante, esa alma podía hacer poco por ellos mientras éstos no le hubieran reconocido, mientras seguía siendo para ellos un niño anónimo perdido en una inmensa multitud.

Pero desde el momento en que su madre o sus padres le dan un nombre, se establece un auténtico VÍNCULO afectivo y espiritual entre ellos. Sus padres pueden llamarle, señalarle, distinguirle, abrirle sus corazones y pedirle su apoyo, confiando a él sus demás hermanos y hermanas, silos hubiera. Se convierte, pues, en un poderoso intercesor para todos los suyos.

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*La Iglesia católica, apostólica y romana, no se ha pronunciado definitivamente acerca de la suerte de las almas de los niños abortados. No obstante, en la versión vaticana de la Encíclica «Evangelium Vitae» (El Evangelio de la Vida) del 25 de marzo de 1995, el Papa Juan Pablo II escribe en el capítulo 99, dirigido a las mujeres heridas: «Podéis confiar con esperanza a vuestro hijo a este mismo Padre y a su misericordia.» (Véase también el Catecismo de la Iglesia Católica, n° 1261)
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¿CONVIENE GUARDAR SECRETO SOBRE EL ABORTO?

Mientras la madre, que se ha dado cuenta de la gravedad de su aborto, no se haya reconciliado con Dios, con el alma de su niño abortado y consigo misma, ella sigue estando extremadamente vulnerable, y parece prudente que no abra su corazón más que a su confesor y, si es posible, a su pareja.

Nuestro Señor señala claramente el camino de conversión cuando dice:

«. . . habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse» (San Lucas 15,7), o «la verdad os hará libres» (San Juan 8,32).

Así pues, el pecado del aborto debe primeramente ser confesado. La excomunión que entraña automáticamente (latae sententiae) todo aborto provocado para todos los participantes o consejeros conscientes de que matan a un niño, ha de ser levantada por el obispo, su sacerdote delegado y/o el penitenciario de la catedral. Solamente entonces puede empezar la lenta curación de los padres.

Una vez curada, la madre comienza una maternidad espiritual de otro orden. Siguiendo los consejos de un sacerdote o de un terapeuta cristiano, ya puede asumir plenamente sus errores pasados y levantar el seudo-secreto, que envenenaba la vida de familia como un absceso que requiere ser vaciado de su veneno. Ahora corresponde a la madre elegir un momento oportuno, quizá durante las vacaciones, para decir a sus otros hijos que ella y su pareja han cometido una falta grave en el pasado, que lamentan en lo más hondo de su corazón ese aborto, que habían sido empujados a ello por tales motivos, presiones o amenazas deplorables, que nunca volverían a cometer un acto semejante ahora que conocen toda su gravedad, y que suplican a sus hijos que jamás se dejen embarcar en unos asuntos tan dolorosos. Estas confidencias deben hacerse en un ambiente de ternura y de confianza, con palabras como estas: “Queridos hijos míos, tenéis un hermano o una hermana que ya no está en la tierra. He aquí lo que pasó:...”*

La madre puede pedir perdón a sus hijos sobrevivientes, a quienes ama más que a sí misma, por las secuelas que ellos hayan sufrido a pesar suyo, y pedir su ayuda para llegar a ser una madre aún más cariñosa. Es evidente que los hijos han de mantener el asunto en secreto de cara a su entorno y amistades. Los padres y algunas madres muy valientes encuentran sosiego al dedicarse a impedir el aborto o ayudar a otras madres heridas por este acto, participando en asociaciones o manifestaciones para la defensa de la vida humana.

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* Para buscar inspiración sobre la manera de enfocar el tema de su aborto con sus demás hijos, los padres pueden consultar a los psicólogos de las distintas organizaciones que trabajan en defensa de la vida.
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ENSAYO TEOLÓGICO SOBRE EL ABORTO

GRAVEDAD DEL ACTO :

Juan Pablo II, Encíclica «Evangelium Vitae» (Evangelio de la Vida), número 58:

« Entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso. El Concilio Vaticano II lo define, junto con el infanticidio, como «crímenes nefandos ».

ATENTADO CONTRA LA PATERNIDAD DE DIOS:

Desde el punto de vista de la fe cristiana, el aborto no es sólo un HOMICIDIO (consciente o inconsciente) contra una VIDA HUMANA, sino también un grave ULTRAJE contra la PATERNIDAD DE DIOS, que es el Autor y la Fuente, única y primera, de toda obra de generación, paternidad o maternidad, física o espiritual. Por este “NO” al niño por nacer, se niega a dar un (nuevo) HIJO a DIOS, el PADRE de este Niño, y un HERMANO en humanidad al HIJO, el Eterno ENGENDRADO.

En efecto, toda la alegría del Padre celestial está en engendrar una vida nueva por la mediación amorosa y el deseo de los dos procreadores, incluso si puede haber una falta en esta unión*. Toda la alegría del Hijo de Dios, es encontrar una semejanza en este surgimiento a la existencia de un nuevo pequeño ser, creado a Su imagen. Toda la alegría del Espíritu divino, está en animar desde el primer instante de la concepción una vida nueva de Su propio soplo creador.

Ahora bien, por la muerte deseada de este niño, al Padre se le priva de esta alegría paternal y, al mismo tiempo, se atenta contra su designio eterno relativo a este niño y su destino terrenal. Y, así, uno compromete todo el porvenir de la HUMANIDAD y, por ende, toda la evolución de la HISTORIA.

Para sorprender a la imaginación, a veces se evoca la supresión de ¡un Beethoven, de un Mozart, de un Carlomagno, de un San Luis de Francia, de un Francisco de Asís o de una Teresa del Niño Jesús! Pero tampoco hace falta ser un genio o un santo para influir en los acontecimientos de la Historia. Basta ser uno mismo para dar un impulso al curso de los acontecimientos (aparte de todo lo invisible que se realiza en la Comunión de los santos). Cada niño tiene una vocación particular, única e insustituible, que es necesario para dejar en toda la humanidad una impronta especial divina, y permitir a Dios actuar sobre el mundo y los hombres.

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*Así en los casos de relaciones fuera del matrimonio y en los muy dolorosos de violación, de adulterio, de prostitución, de procreación artificial o manipulaciones genéticas.
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LA GRAN PROFECÍA MESIÁNICA:

Pero vayamos más lejos. En todo aborto hay, respecto a la Revelación, un atentado directo, si bien en general inconsciente, contra dos grandes misterios de la FE:

- él de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, santificada desde su concepción, y

- el de la Encarnación del Hijo de Dios.

Para ceñirnos solamente a la Encarnación, en primer lugar señalemos un punto esencial: toda la Escritura, y en consecuencia la Revelación en su desarrollo histórico, está cimentada sobre cuatro profecías, o mejor, sobre la misma y única profecía fundamental proferida cuatro veces: la de LA VIRGEN QUE ENGENDRA:

A) Génesis 3, 15:

Aunque este autor prefiere emplear la palabra “descendencia” con preferencia a “linaje”, nos sirven aquí las ediciones de la Biblia de Jerusalén de 1966 y 1976, con su nota aclaratoria al pie, como sigue:

«Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: «Enemistad pondré entre tu y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: * él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar. »

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[* Nota: La traducción griega, al abrir la última frase con un pronombre masculino, atribuye esta victoria no al linaje de la mujer en general, sino a uno de los hijos — un descendiente — de la mujer; así se hace explícita la interpretación mesiánica que dan muchos Padres.]
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B) Isaías 7, 14

Partiendo de los textos antiguos, el autor traduce el versículo de la manera siguiente:

«Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: «He aquí que la joven doncella (<Almah» o «Nghalmah») está encinta y va a dar a luz un HIJO, y le pondrá por nombre Emmanuel» [que significa «Dios-con-nosotros» = Dios hecho hombre].»*

La versión española que más se aproxima, es la de Torres Amat (1932-33), que incluimos en la nota al pie.

C) Miqueas 5, 1-4:

Basándonos de nuevo en los textos antiguos, podrían interpretarse estos versículos de la forma siguiente: (Dios) « abandonará Su pueblo (la humanidad) hasta que venga LA QUE DEBE DAR A LUZ. Entonces, este, ( EL NINO), reunirá el resto de Sus hermanos (las doce tribus de Israel = la humanidad entera) para hacer de él un solo pueblo » (= Su Reino).*

D) Apocalipsis 12:

Esta profecía puede resumirse así: El DOBLE SIGNO: de la MUJER (original) que gritaba con los dolores de parto; y de la serpiente de Génesis, convertida en DRAGÓN al final de la Historia, que se apresta a devorar el NIÑO en cuanto nazca. Pero este Niño se le escapa (Resurrección y Ascensión) y, al no poder derrotar a la MUJER, el DRAGON se vuelve entonces contra los otros hijos de la Mujer, el resto de su posteridad, los que guardan los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesús.

Dicho de otra forma, SATANÁS, el ANTICRISTO, al no lograr vencer a la MUJER y a su HIJO primogénito, que se llama CRISTO, va a guerrear contra sus otros hijos, destinados a convertirse en el REINO de CRISTO.

He aquí pues, esta Profecía cuádruple, que puede llamarse la GRAN PROFECIA MESIANICA. Verdaderamente constituye el NUCLEO de TODA LA REVELACION, su germen; formando algo parecido a un inmenso arco de círculo, esta profecía mesiánica sostiene toda la HISTORIA de la SALVACIÓN. Es ciertamente el ARBOL DE LA VIDA en el cual se injertan, o se apoyan, todas las demás profecías acerca del MESIAS.

Se podría incluso decir que, si se llegara a perder toda la Biblia materialmente o como tradición oral — una posibilidad impensable, claro está —, podría volver a encontrarse el conjunto de las demás profecías mesiánicas, siempre que se conservara intacta esta profecía cuádruple.

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* N del T: Almah o Nghalmah: La Biblia de Torres Amat (1932-33) traduce el versículo con una nota interesante: «Por tanto el mismo Señor os dará la señal: sabed que una virgen (*) concebirá y parirá un hijo, y su nombre será Emmanuel, o Dios con nosotros.»

«(*) San Mateo (1, 22-23) nos advierte el cumplimiento de esta profecía en la persona de Jesucristo, Dios y hombre verdadero. La palabra hebrea “nghalmah” significa «una doncella virgen, no casada, encerrada todavía en el recinto de la casa de sus padres.»

* Las versiones españolas publicadas resultan, en este caso, más dispares. La más cercana es la de la Biblia de Jerusalén de 1976: «Por eso él [aquel que ha de dominar en Israel ] los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel.»
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ATAQUES CONTRA LA INMACULADA CONCEPCIÓN Y LA ENCARNACIÓN:

Pero volvamos a nuestro tema, el aborto, y comprendamos bien lo siguiente: al no poder conseguir nada contra la MUJER primordial, la VIRGEN MADRE, SATANAS entonces va a perseguir a sus VIVAS IMAGENES, que son todas las mujeres encintas, con el fin de «devorar» el niño por nacer, incluso antes de su nacimiento; no ya porque «él» tenga el presentimiento de lo que este niño llegará a ser (pues sólo Dios conoce el futuro y no desvela Sus designios a Su peor enemigo), sino simplemente porque este niño será un “súbdito” del REINO DE CRISTO.

Por ello, en todo ABORTO, aunque ignorada evidentemente por la mujer embarazada y el cuerpo médico, hay una COMPLICIDAD oculta pero buscada por parte del ANTICRISTO. ¡Y está allí desde el mismo momento de la CONCEPCIÓN! Ciertamente, como seres humanos que somos «no saben lo que hacen» (San Lucas 23, 34); pero «él », SATANÁS, el Adversario, el ANTICRISTO, que es el inspirador del aborto, ¡sí que lo SABE muy bien! Y sabe por qué ataca con preferencia a la MUJER, que le recuerda a la Mujer por excelencia, MARIA, la nueva Eva. La mujer tiene el privilegio de poder transmitir la vida, lo que enfurece al diablo, celoso porque él es incapaz de engendrar un ser a su propia semejanza.

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* N del T: El fomento masivo del aborto como política de un gobierno, en el siglo XX, tuvo sus inicios en los primeros tiempos de la Revolución rusa leninista. Poco antes se había aparecido la Santísima Virgen en Fátima, donde anunció a la jovencita Lucía dos Santos que volvería para pedir la conversión de Rusia. Así lo hizo en 1929 y 1930, en Pontevedra, pidiendo la introducción de la Comunión Reparadora de los Cinco Primeros Sábados. A instancias de su confesor, P. Gonçalves, S.J., sor Lucía preguntó al Señor por qué pedía que fueran cinco y no siete o nueve Primeros Sábados. Contestó el Señor que era por reparar las cinco grandes ofensas al Corazón de Su Madre: ofensas contra su Inmaculada Concepción; contra su Virginidad; contra la Maternidad divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres; el tratar de infundir públicamente en el corazón de los niños la indiferencia, el desprecio y hasta el odio para con esta Inmaculada Madre; y los ultrajes dirigidas a Ella en sus sagradas imágenes. Impulsar esa Comunión Reparadora de los Cinco Primeros Sábados, ¿no podría ser un medio eficaz para combatir el aborto, que ofende al Corazón de María?

 

 

 

 

 

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